Hoy es domingo

A pesar de ello no ha sido un domingo triste ni pesado, quizás porque la semana ha sido un domingo eterno, quizás porque lo he cubierto de algunas cosas que quería hacer.

En domingo siempre se suele buscar algo sin saber justo él qué, no se encuentra nada y tal vez la sensación de agobio y no poder respirar en la fina línea que separa el aire del agua es más palpable que en cualquier día de la semana. Se acaba el tiempo pero aún no encuentro respuesta a por qué, es la última oportunidad de la semana, es casi tan agotador como pensar en el mañana y tan triste como la primera disertación de este blog que ahora que lo pienso, al igual que en domingo, no encuentra nada.

Pero yo no venía a hablar de domingos, venía a escribir sin razón todo aquello que me acompaña. La casualidad es que me he olvidado entre scroll de twitter y post de instagram de aquello que me machacaba. Pero no voy a dejarlo estar, por supuesto. No hay peor remedio que no aspirar a solucionar ¿no es así?

Quizás no lo sea, cierto es que dar vueltas por un papel emborrona los apuntes y al lector marea, perdón por no saber qué buscar en domingo y no encontrar nada que tenga sentido. Aunque ya desde hace cincuenta y cinco minutos es lunes ¿debería ser diferente?

Lo que busco los domingos desde luego es que algo vaya diferente y aunque en la anterior entrada me quejaba de lo que cambia sin remedio quizás lo que de verdad quiero es que cambie a lo que yo quiero, siempre. No es contradictorio, solo fui poco clara al pensar. O simplemente van cogidos de la mano.

Pero si en el café de las cinco de la tarde, en la peli de sobremesa, en ese rato que estoy sentada en la cama, cuando doblo la ropa o miro el calendario asombrada de que ya sea la mitad de noviembre encontrase una respuesta al cambio que me interesa no sería yo quien la desaprovechase. Puede que ni siquiera la vea por no estar nunca avispada, por estar siempre agobiada, por incomodarme todo últimamente. Puede que la solución venga de dentro y no la deje salir, sea importante ir pero por algún motivo parece que estoy parada. Puede que viva en un domingo constante y por eso me siento siempre así, debería probar a mudarme a otro día del calendario.

¿A qué día puedo mudarme? Al más barato, no estoy para alquileres altos.

Y si el domingo resulta el más gastoso, quizás sea hora de okupar un martes para dejar de buscar algo que no voy a encontrar.

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