Todo lo que queda para mañana
¿Se sabe ya si es mejor priorizar lo que el consumo marca a tu propia salud mental?
Esta semana no he ganado un duro, no he podido salir apenas de mi casa y si bien he estado físicamente mala lo peor ha sido encontrarme mal con mis circunstancias.
Nada en general que me quite el sueño, de hecho he dormido mucho; nada que me quite el apetito aunque es verdad que no podía comer de todo para no empeorar; quizás no hay nada real a lo que temer ni pensar que una misma puede ser temida pero todo ello me ha hecho estar tumbada boca arriba, encerrada en sentirme mal.
Quizás no es la mejor entrada de algo que no sé si perdurará en el tiempo, sé cómo empiezan las cosas y cómo acaban pero es verdad que pierdo el control de por medio, no me hago cargo de lo que salga de este invento ni de la soledad que puedan mostrar cuatro palabras, soledad que seguramente siga mañana con el mismo o parecido empeño porque es difícil mantenerse a flote entre tanto entuerto.
No creo que sea la persona más triste del planeta, solo soy una buena impostora de lo que toda mi carrera vital puede contar de mí y aparte de mala aprendiz hace mucho tiempo que perdí el derecho a vivir la vida en desconsuelo. Porque ya no me pasa nada grave, ya estoy sana, casi feliz buscando el rizo entre el pelo lacio para refugiarme en conductas cómodas, para no sentir lo que no me apetece, para dar pena a mi fuero interno y dejar de ser tan estricta con este saco de carne y huesos.
En definitiva, parece que hace tiempo los problemas me los busco yo bien porque estoy aburrida, bien porque no sé hacer otra cosa en la vida.
Y es lo que me ha pasado esta semana tan desocupada en la que he ocupado el sofá, la manta, la cama y la almohada, he llenado de lágrimas cuando podía el bote de lo que rezo por cambiar y buscado soluciones mientras me quedaba frita por quinta vez en el día. Para ser yo es de poco glamour admitir que no me he peinado en días pero si me he dado una ducha diaria: solo he sido una gallina echada en el remojo de sus propias dolencias.
Lo peor de todo es que salvo las físicas, ninguna se ha arreglado y todo queda para mañana, para cuando salga a la calle y tenga que no pensar tanto en lo que aterra, en lo que no quiero que se vea desde fuera y mucho menos voy a escribir.
Pero que fatiga tan retorcida lo que a nosotres mismes nos hacemos que aún preocupados no nos basta con que el mundo no se pare en seco para poder gritar «qué difícil es ser yo» sino que dejamos atrás todo tiempo de pausa entre autobús y autobús para seguir pensando en nuestro tormento o en el peor de los casos no pensar en nada como único antídoto a no acabar llorando de instatisfacción, esta vez en público.
Siempre he dicho que moriré joven y a mis veintiseis he decidido que una buena fecha para ello serán mis treinta y nueve, por lo que he perdido en dramas elaborados y comedias de bajo presupuesto la mitad de mi vida. Debería de haber llegado a estas conclusiones a mis diecinueve pero como no es tiempo de lamentarse, es tiempo no dejar más cosas en la interminable lista de mañana, no voy a entrar en razones matemáticas aunque siempre la tenga. No iba a cambiar la diferencia a pagar de todos modos.
Es tiempo de invertir por lo tanto el dinero en mis sueños a largo plazo y mi tiempo libre en la salud mental que tengo ahora, cada día de trabajo que hago me recuerda que hay que abolir algo que te mata las esperanzas de seguir estando aquí.
Quizás sería buena idea dejar de maltratarme buscando la razón de todo y aunque no pueda parar de pensar en ello, hacerlo mientras leo, pinto, escribo o me divierto.
¿Nos habremos acostumbrado a no divertirnos en pos de intentar sacar algo en claro?
¿O seré solo yo que siendo tan seria he perdido cualquier ápice de sangre en las venas y sigo un método de tortura único en el mundo llamado complejo de filósofa?
¿Podré hacerme caso a mí misma y sin manufacturar una nueva vertiente de mi personalidad que se rompa en mil pedazos ser fiel a la norma impuesta por mis propios dogmas de ser una petulante en busca de respuestas pero esta vez de forma entretenida?
No quiero desvariar, al menos en la primera entrada por lo que tomo todo lo que he escrito como una mejora al mantenimiento de mi tiempo y de mi salud privada.
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